24.6.10

Julio Ruelas



A través de sus obras reveló el horror y la angustia que le provocaron las certezas únicas de decadencia cuya época reflejaban disfrazadas de modernidad, progreso, ciencia y tecnología, al mismo tiempo que el artista se constituía como síntesis y espejo de una individualidad amenazada y moribunda: un cuerpo carcomido por la sífilis.

La esperanza muerta, el amor desaparecido, la imposibilidad de la relación entre hombres y mujeres, los nacionalismos absurdos, la guerra eterna de la humanidad en su contra, la felicidad a través de la tragedia porque la felicidad en sí misma aniquila desde la inconciencia.

Debroise explica una diferencia fundamental entre el arte simbolista nacido en Francia y el que más tarde surgió en México. En el primero, significó un momento difícil de ruptura en la estética del fin del siglo, además de una consecuencia del desmoronamiento de la economía boyante de la aristocracia europea, dejando que los tormentos del alma se convirtieran en el eje para soportar la vida.

Conscientes de su precariedad, volcaron la mirada hacia el mundo interno, los matices de los sentimientos, los tormentos del alma, la observación desesperada y fascinante de su propia decadencia.

En cambio, para un reducido gremio artístico de México, el simbolismo dio forma al hastío de la modernidad. Así, por casualidades y causalidades, a ciertos ciudadanos internacionales, entre otros Julio Ruelas (para quien, a pesar de haber nacido en México, París representó no sólo un importante escenario para desarrollarse como hombre-creador, sino también el deseo último de que fuera esa tierra y sus habitantes subterráneos quienes lo devoraran en su muerte un 16 de septiembre de 1907, a los treinta y seis años) y José Juan Tablada les tocó la tarea de "importar" el simbolismo a nuestro país.


En México La Revista Moderna fue un espejo para reflejar ese desasosiego que implicó confrontar al optimismo masivo que las ideas revolucionarias pretendían, con la existencia aterradora que demandaba cruzar hacia la muerte de una forma individual terriblemente dolorosa y solitaria.

En ella aparecieron poemas e ilustraciones de los principales seguidores del movimiento simbolista, como José Juan Tablada, Saturnino Herrán, Roberto Montenegro y el mismo Julio Ruelas, uno de los más importantes artistas por su extraordinaria calidad plástica al ilustrar su vida con tintas y aguafuertes sin divisiones entre realidad y fantasía, tal cual no la hubo en su mente a causa del delirium tremens que su cuerpo en putrefacción encerraba.

Ruelas hizo del simbolismo una experiencia consuetudinaria: vestido siempre de luto, amante del ocaso, iluminado lúgubre, paleta de blancos y negros, genio de texturas bajo sus trazos enloquecedores, espirales asimétricos. De ese cuerpo y mente atacados por la sífilis, de esa vida exhausta, dramática, dolorosa, de esa que se desgasta buscando a la muerte sin evadirla, sin escondérsele, de esa que la acosa hasta enamorarla por siniestra, nació la belleza aterradora de Julio Ruelas.

Ilustra a la muerte porque la conoce día con día, la observa desde todos sus ángulos: cuerpos tendidos, inertes, cuerpos decapitados, fantasmas y esqueletos, animales de rapiña, y casi siempre acompañada de una constante misoginia: su obsesión por el espíritu maligno que encarna la figura fatal femenina.

Es latente el horror y la angustia en su ejemplo de plástica simbolista: figuras femeninas que proyectan misterio y peligro, personajes que amenazan la virilidad con la fascinación de su belleza: quimeras sexuadas, bestias con rostros de mujer, cabellos largos, senos voluptuosos, cuerpos de escorpión, arpías aterradoras, seductoras asesinas y destructoras implacables de la masculinidad.


http://www.museoblaisten.com/v2008/indexESP.asp?myURL=artistDetailSpanish&artistId=63 aquì encontraràs imàgenes de su obra


El ahorcado


Julio Ruelas (1870-1907)
Fauno tocando la flauta, 1903
Tinta / papel
7.5 x 18 cm


un vistazo a su genial obra.

Su hermosa tumba.




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